Cuidar la vida, no pasa sólo por prevenir enfermedades o accidentes, sino también considerar el bienestar y el buen trato como una pieza clave para la promoción y preservación del bienestar integral que asegura la calidad de vida, pero también es sentar las bases para que la justicia social y climática permita para todos y todas una vida que valga la alegría vivir.
Por ello es fundamental que hoy las organizaciones trascendamos la lógica de la seguridad en el trabajo, como un ámbito de la prevención y promoción de la salud como lo opuesto a enfermedad e integridad física, sino que nos ocupemos de trabajar en la salud organizacional, y de cada integrante, desde el cuidado en la relación entre las personas, con la naturaleza y con nosotros y nosotras mismas, dotando de relevancia las prácticas y ritos que nos permiten esa conexión humana y espiritual, nuestra conexión con el cuerpo, nuestros ritmos e incluso con la ciclicidad en las personas menstruantes, entre otras cosas.
Palabras claves: Trabajo decente, seguridad, salud, bienestar, cuidado y feminismo.
El día 28 de abril fue declarado en el año 2003, como el día de la seguridad y salud en el trabajo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con la finalidad de promover condiciones seguras y prevenir accidentes en todos los puestos y lugares de trabajo.
Por ello cabe destacar la importancia de este fin y preguntarnos cómo hemos de cuidar, promover, promocionar hoy el bienestar de las personas y equipos en nuestras organizaciones, siendo coherentes con nuestros valores como institución y desde nuestros espacios de activismo como feministas.
Por otra parte, bajo el lema “impulsar la justicia social, promover el trabajo decente” la misma OIT nos invita a pensar en qué entendemos por ello, considerando que en la actualidad las mujeres nos encontramos como hacía años lidiando con la precarización de nuestro trabajo, con la falta de reconocimiento de nuestra labor indispensable para la sostenibilidad de la vida y más aún, con brechas que no son sólo salariales, sosteniendo hogares desde la economía sumergida que hoy como señala Saskia Sassen es “el producto e impulsor del capitalismo avanzado y el sitio de los aspectos más emprendedores de la economía urbana”
Ya que, si no atendemos a estas condicionantes sociales podemos en vano hablar del bienestar, ya que este puede quedar reducido a un privilegio burgués y no a un derecho de todos y todas.
Para este año la OIT centrará su atención en la participación y el diálogo social en la creación de una cultura de seguridad y salud positiva. Ya que cómo hemos sido testigos y testigas durante esta pandemia “contar con un sistema de seguridad y salud en el trabajo (SST) sólido, que incluya una participación efectiva de los Gobiernos, los empleadores, los trabajadores, los actores de la salud pública y todas las partes relevantes a nivel nacional y empresarial, ha sido decisivo para proteger los entornos de trabajo y salvaguardar la seguridad y la salud de los y las trabajadoras”.
Por ello en Calala, estamos trabajando constantemente en promover Políticas de Cuidado, que actualmente se basan en asegurar que tanto la direcciones como el resto de las trabajadoras valoremos y promovamos el derecho a un entorno seguro y saludable para todas, incluyendo mediante una participación activa y significativa todas las opiniones y perspectivas para la mejora continua de nuestro Bienestar como personas trabajadoras, tendiendo puentes de entendimiento y canales de comunicación claros, abiertos y eficaces para plantear nuestras preocupaciones en entornos de confianza y respeto.