Las trabas llevan a la precariedad
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En una consulta con los grupos de mujeres migrantes y racializadas a los que apoyamos en el Estado español descubrimos que el 90% de los grupos considera que necesita mayores recursos para cubrir los gastos de las actividades que realizan. La mayoría de los colectivos reconocen que una de las principales dificultades para movilizar recursos es que existen muy pocos financiadores flexibles.
La falta de fondos imposibilita a las organizaciones pagar por el trabajo que realizan sus integrantes. Muchas de las acciones se llevan a cabo principalmente por el tiempo y trabajo voluntario realizado, lo que representa un desgaste para las activistas.
El 30% de los grupos consultados ha recibido apoyos puntuales de la administración pública y manifiestan que esto ha implicado mucho trabajo y tiempo. Los procedimientos de las instituciones son una barrera para las organizaciones de mujeres migrantes, ya que la mayoría no cuentan con una estructura ni cumplen los requerimientos que exigen.
Hay casos en los que ayuntamientos o Gobiernos autonómicos les han aprobado subvenciones, pero no han podido acceder al dinero porque se les solicitaba aportar un porcentaje del presupuesto de fondos propios que no podían asegurar. En otras ocasiones la subvención se recibe una vez realizado el proyecto, teniendo la organización que adelantar el 100% de los fondos, es decir, cubriendo con recursos propios la ejecución de las actividades que les serán reembolsados una vez aprobado el informe financiero. Para la mayoría de los grupos con los que trabajamos, esto no es posible y supone renunciar a este tipo de subvenciones.
La financiación flexible: un “must” para las organizaciones de mujeres
Estas exigencias de las administraciones públicas y de algunas ONG donantes dificultan el acceso a los recursos para las organizaciones de mujeres migrantes y racializadas, especialmente para las más pequeñas. De ahí la importancia de un fondo de mujeres como el nuestro. Nosotras entregamos recursos flexibles, a largo plazo, para apoyo general y con procedimientos sencillos a aquellos colectivos de mujeres y feministas que tienen más dificultades para acceder a los recursos de financiadores tradicionales.
En la publicación “Poder Migrante. Aprendizajes en el acompañamiento al movimiento de mujeres migrantes y racializadas en el Estado español” puedes aprender más sobre nuestro modelo.
En 2012 entregamos nuestros primeros apoyos a colectivos de mujeres migrantes. Desde entonces hemos apoyado a más de 50 organizaciones de mujeres migrantes y racializadas de distintos territorios como Andalucía, Aragón, Asturias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Euskadi o Madrid con más de medio millón de euros.
En estas organizaciones se articulan mujeres muy diversas que se autoorganizan para defender sus derechos. Hablamos de trabajadoras domésticas y de los cuidados, colectivos que generan análisis desde una perspectiva decolonial, mujeres que acompañan a otras mujeres que viven violencia machista,activistas que se manifiestan para el cierre de los CIE, jóvenes que utilizan el arte como una forma de protesta, y muchas más.
En pandemia se multiplican sus iniciativas
Los recursos que les hemos entregado han significado un alivio para las integrantes de los colectivos, puesto que la mayoría no contaban con ningún donante y las actividades las tenían que sufragar con dinero de su propio bolsillo. Para el 52% de los grupos de mujeres migrantes a los que apoyamos hemos sido la primera entidad que las ha financiado y el 30% de las organizaciones apoyadas no tienen una personería jurídica.
Tener dinero disponible para sus acciones ha representado que pudieran cubrir gastos esenciales. Sólo durante la crisis sanitaria, económica y social derivada de la pandemia, hemos entregado recursos a 22 cajas de resistencia o fondos de apoyo mutuo creados por mujeres migrantes y racializadas organizadas. Estos recursos han sido destinados a mujeres en condiciones de vulnerabilidad, incluyendo a trabajadoras del hogar y los cuidados, limpiadoras de hotel, trabajadoras sexuales o mujeres trans, que han podido así cubrir gastos de alquiler, de alimentación, material de protección y cubrir otras necesidades básicas.
Con la crisis del COVID-19 las necesidades de las mujeres migrantes se han multiplicado. Pero también sus iniciativas para salir adelante. Si tú también crees que todas tenemos derecho a vivir una vida digna, únete a nosotras.