A partir del conflicto surgido en 2018 en Nicaragua, muchas mujeres de ese país se vieron obligadas a exiliarse a causa de su militancia política y de género, pero no abandonaron su activismo. Así, las exiliadas conformaron este grupo, al que se unieron también otras nicaragüenses y vascas, con el que hacen incidencia para que el Gobierno español medie en el conflicto político y ponga fin a la represión que viven las organizaciones en el país. También acompañan en su sanación a las nicaragüenses que van llegando a Euskal Herria con una metodología propia de acompañamiento psicosocial que ponen en práctica en las diferentes ciudades donde están presentes.