Hace unas semanas estuve en el Encuentro Anual de EDGE Funders Alliance, una red de fundaciones a la que pertenece Calala, cuyo objetivo principal es movilizar recursos para los movimientos y las comunidades que están construyendo alternativas de cambio hacia una nueva sociedad, más justa, equitativa y respetuosa con el planeta, lo que llamamos una Transición Justa. Calala forma parte de esta red desde finales de 2016 y nuestro objetivo principal es influir a las fundaciones miembro para que entiendan que no habrá transición justa sin justicia de género.

La red se reúne cada año en un continente, el año pasado fue en Barcelona, y este año la reunión fue en Nueva Orleans. Una ciudad que se está hundiendo, literalmente, y que vive atacada por dos de las industrias más depredadoras de la actualidad, el turismo y los hidrocarburos. Mi primera reacción fue pensar, ¿qué se me ha perdido a mí en Nueva Orleans? Pero luego pensé: ¿cuándo voy a tener la oportunidad de ir a Nueva Orleans? y, sobre todo, cómo voy a dejar a mis colegas solos, sin una feminista que les recuerde que deben incluir la perspectiva de género en su trabajo.

Amanda Gigler inaugurando la sesión de trabajo sobre justicia de género previa a la Conferencia de EDGE en Nueva Orleans.

Bueno, no era solo yo la feminista del encuentro. En realidad éramos unas cuantas bien organizadas, dentro de la Iniciativa por la Justicia de Género de EDGE, que decidimos dar, por una vez, total relevancia a los contenidos de género y feministas en el encuentro. El año anterior, en Barcelona, habíamos intentando introducir la visión feminista en los diferentes paneles y talleres de la conferencia, lo que viene siendo “transversalizar la perspectiva de género”, y la verdad es que no nos salió muy bien. Así que este año decidimos que todas las plenarias y los talleres principales versarían sobre feminismo o contarían con voces de mujeres. Una apuesta arriesgada, pero realmente exitosa.

Durante el encuentro tuvimos nuestras dudas, ¿no nos estaríamos pasando? Y nuestros debates sobre cuál es la mejor manera de influir en aquellas personas y donantes que no conocen las teorías de género, o que peor aún, son reacias a incluirlas dentro de su marco de análisis. Este es un debate frecuente dentro del movimiento feminista, entre las estrategias más pedagógicas que tienen en cuenta que todos y todas hemos sido socializadas en el patriarcado y por tanto nos cuesta salir de él, y la acción directa que entiende que el patriarcado mantiene una guerra abierta contra las mujeres, lesbianas y trans y que no estamos para perder el tiempo con pedagogía.

Uno de los contenidos compartidos en el taller sobre feminismo que se realizó para todos los asistentes de la conferencia

Por mi parte, cuando sentí que más influía en las personas que asistieron al encuentro fue en los espacios en los que pudimos hablar de tú a tú. Recuerdo en una mesa en la que compartí mis conflictos diarios con mi pareja por el trabajo reproductivo en casa, o los espacios de fiesta donde pude demostrar que las feministas somos las mejores en la pista de baile. Realmente, el encuentro tuvo diferentes talleres y actividades donde los fondos de mujeres pudimos compartir nuestro conocimiento y experiencia apoyando al movimiento feminista con otras fundaciones que realmente mostraron interés en conocer.

Solo me quedó una espinita al final. No se nos ocurrió en ningún momento hablar de un tema importante, el acoso sexual en el trabajo, un tema tabú y que siempre es un obstáculo a la hora de trabajar con organizaciones mixtas y que no tienen incorporada la perspectiva de género. No podemos pensar que el mundo de las fundaciones está libre de esta forma de violencia, y espero poder encontrar aliados y aliadas para comenzar a meterle mano a este asunto.

Como dijimos varias veces en el encuentro de EDGE, si queremos comenzar a trabajar con perspectiva de género, lo primero que tenemos que hacer es mirar al interior de nuestras organizaciones.

María Palomares Arenas

Directora Ejecutiva