El 19 de Septiembre es un día que todos los mexicanos conocemos: el aniversario del terremoto que en 1985 azotó la capital del país y cambió la fachada de nuestra capital. Cada año repetimos en esta fecha los simulacros, suenan las alarmas en la capital y se llenan las calles de chalecos naranjas, que distinguen a los voluntarios de protección civil. Escuelas, hospitales y numerosas viviendas cayeron, la ciudad quedó hecha escombros. Septiembre de 1985 es también la fecha donde se dice “nació la sociedad civil en México”. Tras el terremoto, millones de personas salieron a participar en las labores de rescate.

Los días 7 y 19 de Septiembre de 2017, en el aniversario del terremoto, se registraron sismos de magnitudes mayores a 7 grados Richter que azotaron el centro y sur de México, causando más devastación en la capital que ningún otro evento natural desde el desastre de 1985. Al menos 369 personas murieron y los daños a viviendas e inmuebles son incontables. Las zonas rurales del sur y sureste del país se vieron fuertemente afectadas y su lejanía de la capital, la  invisibilidad en medios de comunicación y redes sociales dificulta la atención en estas áreas.

Las mujeres no solo fueron las más afectadas sino que también han sido las que más apoyo y solidaridad han ofrecido. Activistas y mujeres muy diversas están de manera permanente en las zonas más afectadas haciendo alimentos para familias damnificadas y brigadistas, recogiendo escombros, dando apoyo psicológico a niños y niñas. Las organizaciones feministas atienden las necesidades específicas de las mujeres y forman grupos de apoyo mutuo.

La campaña conjunta impulsada por JASS Asociadas por lo Justo, Fondo de Mujeres Calala y Creación Positiva recaudó 1250 euros en una serie de eventos, principalmente en Barcelona. Este esfuerzo se realizó gracias a la movilización de la comunidad mexicana, jóvenes en su mayoría y a la solidaridad de la ciudadanía del Estado Español.

Los recursos han  sido enviados a dos lugares: el Itsmo de Tehuantepec (Oaxaca) y la Ciudad de México. En el Itsmo los recursos serán gestionados por Bettina Cruz, líder indígena de Juchitán, Oaxaca, que vio como la mayoría de casas de su comunidad se derrumbaron o quedaron seriamente dañadas. Las mujeres quedaron sin sus hornos, no tienen en donde hacer comida para sus familias ni para hacer “totopos”, una de las fuentes de ingresos en la región. Las empresas de los 14 parques eólicos que operan en la región han evadido el pago de impuestos que habrían sido fundamentales para superar la emergencia. Esperamos que éste apoyo fortalezca su proceso organizativo, tanto en la reconstrucción de su comunidad como en la resistencia frente a los megaproyectos energéticos.

En la Ciudad de México, la agrupación Ciudad Feminista continúa, a meses del terremoto, acompañando a las familias del multifamiliar de Tlalpan. Este edificio colapsó dejando a numerosas familias sin su patrimonio, a meses del terremoto siguen esperando que se dictaminen todas las viviendas. La agrupación Ciudad Feminista ha planteado distintos criterios y medidas para abordad esta situación con una perspectiva de género para garantizar que las acciones de gobierno no ahonden en las diferencias entre hombres y mujeres y se atiendan las necesidades específicas de las mujeres en situaciones vulnerables.

La respuesta de las autoridades, las leyes y los programas de reconstrucción  determinarán la nueva cara de la Ciudad de México. También serán determinantes en la distribución de la riqueza, el patrimonio y el espacio público. Apoyar a agrupaciones como Ciudad Feminista es una forma de fortalecer la vigilancia y el análisis feminista de las políticas públicas del Gobierno Federal y del Gobierno de la Ciudad de México, frente a propuestas de reconstrucción que  violentan los derechos de los damnificados por el sismo.

¡Muchas gracias a todos los participantes en la campaña por su apoyo!

Gabriela Castillo

Oficial de Programas