Poderío
Lo hacemos con poderío, un concepto muy vinculado a Andalucía, territorio de frontera, que ha albergado una larga historia de movimiento obrero y prácticas de resistencia contra la occidentalización, de dignidad de la clase trabajadora y de hermandad.
El Poderío evoca la manera en que las folclóricas tuvieron que luchar en una industria que no les era favorable y aun así lograron ocupar espacios públicos con una naturalidad subversiva, abriendo caminos que no habían sido transitados y defendiendo su voz y sus derechos con dignidad.
Poderío son los corros de vecinas que se reúnen en las sillas al fresco. Que comparten ollitas y semillas, pero también vulnerabilidades y miedos.
Es esa sabiduría que se hereda y fluye entre mujeres.
Poderío es todos esos saberes populares despreciados por la academia.
Con poderío ocupamos espacios públicos utilizando las mismas formas y los mismos acentos que utilizan nuestras madres y nuestras abuelas para comprar el pan. Esas mismas formas y acentos que los medios de comunicación han utilizado para mofarse o criminalizar a las clases obreras de pueblos y ciudades, a través de estereotipos monolíticos.
Poderío es colectividad, es fuerza, es resistencia y resiliencia.
Es llevar con dignidad la frente alta, incluso cuando todas las estructuras conspiran para que estés callada.
El poderío tiene que ver con las alianzas cotidianas, con la forma de transformación que se dan en los barrios, las periferias, en los pueblos.
Es la lucha del movimiento de la ILP Regularización YA, que ha pasado meses recogiendo firmas en la calle para que se reconozcan sus derechos.
Son las jornaleras migradas que a pesar de la precariedad económica y de las desigualdades derivadas de un sistema racista y colonial, han vencido el miedo y siguen luchando por unas condiciones laborales dignas.
Atravesamos una coyuntura política en la que algunos sectores quieren conducirnos a un modelo de sociedad basado en viejas formas de ejercer poder sustentadas en la dominación, el miedo, la imposición y el sometimiento de unos contra otros, a través del racismo, el colonialismo, el patriarcado y un extractivismo salvaje que no tiene en cuenta a las personas ni al planeta.
En este contexto, tenemos que ser conscientes de que, como explica Ken Loach, las mismas grandes corporaciones que están destruyendo el planeta, son las que están reduciendo los salarios. Son ellas mismas las dueñas de los medios de comunicación, y son las que dicen que nuestro principal problema son las personas migradas. Sirven al mismo interés, que es preservar el status quo.
Ante esto, hacemos una llamada a la sociedad a unirnos y defender aquellos caminos en los que ganemos todas y no solo unos pocos. Son los caminos del reconocimiento de todas las personas en nuestra diversidad, del respeto mutuo, del cuidado de nuestro planeta y la garantía de unos derechos que nos permitan vivir dignamente.
Hagámoslo con alegría y subversión. Con poderío.