El Estado no tiene derecho a decir a un ciudadano quien es y cómo tiene que desarrollar su personalidad. Entonces, ¿por qué las personas trans tienen todavía que someterse a un sistema médico patologizante, que se reserva el poder de seleccionar el acceso a lo que debería ser un derecho humano fundamental: la libre determinación de la propia personalidad?

La ley catalana 11/2014, conocida como Ley contra la LGTBfóbia, garantiza los plenos derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales, pero aún no ha sido implementada de manera efectiva en sectores tan fundamentales como la asistencia sanitaria. El 14 de junio, en una rueda de prensa en Barcelona, la plataforma Trans-Forma la Salut, formada por seis colectivos (ACATHI, ATC libertat, Chrysallis Catalunya, Enfemme, Associació Trans* Generem!, JTB – Joves Trans de Barcelona) y varios activistas independientes, ha propuesto una alternativa concreta al servicio sanitario obsoleto todavía en vigor.

Trans-Forma-la-Salut

Un modelo de asistencia sanitaria obsoleto que no aplica la nueva ley

La principal institución pública catalana que se ocupa de las personas trans es la Unidad de Identidad de Género del Hospital Clínic (UIG), que basa su asistencia en el modelo tradicional biomédico: la transexualidad es tratada como una enfermedad orgánica y definida un Trastorno de Identidad de Género (TIG) o Disforia de Género (Manual de Enfermedades mentales DSM-V). Para la obtención del diagnóstico se evalúa a la persona en función del grado de adecuación a las normas de género (rasgos físicos y psicológicos que este modelo atribuye a los hombres y mujeres de forma estereotipada). Desde este modelo biomédico se da acceso a servicios únicamente a personas transexuales que encajan en el ideal de este paradigma (“de hombre a mujer” o al revés) y, por tanto, es un modelo excluyente que deja fuera a todas aquellas personas que no encajan en los parámetros que consideran. Ser trans, en este modelo, no es parte de la gama de expresiones del género, sino una enfermedad.

Una vez superado el diagnóstico (parecido a un casting conducido por unos criterios de selección casi aleatorios), las personas pueden tener acceso a la terapia de grupo y a la hormonación, según recorridos estandarizados. Pasada esta fase, y el desgaste que supone, se puede por fin acceder a la lista de espera para la intervención quirúrgica, con prioridades asignadas según criterios no siempre transparentes, y a menudo discriminatorios. Por ejemplo, si eres trabajadora sexual, o persona mayor, si tienes bajos recursos o no cuentas con el apoyo de una familia, probablemente acabarás esperando hasta el infinito.

Queda así totalmente cancelada no solo la libertad de expresar todo el abanico de diversidades existentes entre los términos extremos del obsoleto y estereotipado binarismo hombre/mujer, sino también la subjetividad de las personas trans, que son reducidas a objeto de tratamiento en lugar de ser sujeto de su recorrido de desarrollo único y personal.

Transit, servicio de asesoramiento que acompaña sin patologizar

La plataforma Trans-Forma la Salut propone un modelo orientado a que las personas trans puedan beneficiarse de un servicio de asistencia y acompañamiento en el que se sientan sujetos activos, no objetos de diagnóstico. Un modelo, pionero en España, basado en la escucha activa, en la información (de los y las que acuden al servicio) y formación (de los y las operadores), y en la absoluta transparencia de los criterios de prioridad en la lista de espera para la cirugía.

Desde el 2012 en Barcelona existe Transit, del Institut Català de la Salut, operativo en el ambulatorio de calle Manso, que trabaja en paralelo con los principios de la plataforma Trans-Forma la Salut, que propone una visión inclusiva, positiva de la realidad trans, con el objetivo de empoderar a las personas para que sean capaces de desplegar su potencial. El acceso a estos servicios pasa por unas entrevistas de acompañamiento con profesionales que escuchan activamente el relato de la persona, sus necesidades y deseos y su género sentido. Es la propia persona quien tiene la potestad de decidir qué recorrido quiere seguir y de cuáles servicios hacer uso. En el acompañamiento médico se trabaja con el consentimiento informado o decisión libre informada y el acompañamiento psicoterapéutico es a petición de la propia persona. La plataforma Trans-Forma la Salut pide que se aumenten los recursos a Transit, haciendo que pase de ser ambulatorial a hospitalario, para que pueda ofrecer todos los servicios que un ambulatorio no puede dar.

Si queréis ayudar a conseguir que la ley anti-discriminación de las personas trans se aplique de forma efectiva, y que todos tengan el derecho a recibir asistencia sanitaria pública y digna, podéis adheriros a la plataforma transformalasalut.wordpress.com. Calala apoya la plataforma y ha decidido contribuir con una aportación economica al proyecto.